Editorial:
El Círculo Vicioso del Electorado Argentino
Entre la Esperanza y
el Desencanto
Argentina es un país de pasiones políticas intensas, donde el electorado oscila entre la fe revolucionaria en un nuevo líder y el repudio furioso cuando las promesas chocan contra la realidad. Este péndulo emocional ha marcado la historia reciente del país, con presidentes y gobernadores que llegan al poder como salvadores y terminan siendo denostados, solo para que el ciclo se repita una y otra vez.
El Patrón Histórico: De la Gloria al Fracaso
Desde el regreso de la democracia en 1983, Argentina ha vivido una sucesión de líderes que siguen un guion similar:
Raúl Alfonsín (1983-1989): Llegó con el lema "Con la democracia se come, se cura y se educa", pero la hiperinflación y los saqueos de 1989 lo obligaron a renunciar cinco meses antes de terminar su mandato.
Carlos Menem (1989-1999): Vendió la imagen de la "Argentina potencia" con el 1 a 1, pero su legado quedó manchado por la corrupción, el desempleo y la crisis de 2001.
Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015): Prometieron un modelo "nacional y popular", pero terminaron asociados a la inflación, el cepo cambiario y escándalos de corrupción (como los cuadernos de las coimas).
Mauricio Macri (2015-2019): Encarnó el cambio con "Pobreza cero", pero su ajuste sin resultados lo llevó a perder la reelección frente al peronismo.
Alberto Fernández (2019-2023): Heredó el desastre económico de Macri, pero su gestión se hundió en la pandemia, la grieta y una inflación del 200%.
Ahora, Javier Milei parece entrar en la misma dinámica: llegó como el "liberal antisistema", pero su apoyo se erosiona rápidamente con cada medida impopular, cada conflicto con las provincias y cada escándalo (como el de las criptomonedas).
¿Por Qué los Argentinos Siempre se Arrepienten?
Tres factores clave explican este comportamiento electoral:
La Cultura del Mesías Político: Los argentinos buscan líderes que prometan soluciones mágicas (sea el ajuste liberal, el proteccionismo o el populismo), pero cuando la realidad no cumple, el desencanto es brutal.
La Falta de Proyectos a Largo Plazo: Cada gobierno deshace lo del anterior, sin continuidad. Macri desarmó el cepo, Fernández lo volvió a poner, Milei lo quitó otra vez… y así.
La Crisis Económica Permanente: La inflación crónica, la pobreza y la falta de crédito hacen que la paciencia sea mínima. Si en 6 meses no hay resultados, la gente pide otro cambio.
¿Hay Salida?
La única forma de romper este ciclo es:
Menos liderazgos mesiánicos y más instituciones fuertes.
Acuerdos básicos entre fuerzas políticas (como el Pacto de la Moncloa en España).
Educación cívica para votar con menos emocionalidad y más análisis.
Mientras tanto, Argentina seguirá girando en la misma noria: entusiasmo → decepción → voto castigo → nuevo entusiasmo. Y así, una y otra vez.
¿Podrá Milei (o quien venga después) romper esta maldición, o estamos condenados a repetirla eternamente?
¿Podrá Argentina romper el ciclo de esperanza y desencanto político?
La historia electoral argentina parece condenada a repetir un guion trágico: líderes que llegan con promesas redentoras, son glorificados y luego derribados por una ciudadanía frustrada. Javier Milei, el actual presidente, no es la excepción. Su gobierno —que prometió un shock liberal para terminar con décadas de decadencia— ya muestra signos de desgaste, con protestas sociales, tensiones con las provincias y un escándalo por su respaldo a una criptomoneda que colapsó.
Claves para entender si el ciclo se puede romper
El desafío de Milei: ¿Reforma o repetición?
Milei insiste en que su gobierno ha superado la "etapa de estabilización" y anuncia un crecimiento económico del 6-8% para 2025. Sin embargo, las encuestas muestran que su ventaja sobre el peronismo se reduce (empate técnico en algunas mediciones), y en elecciones provinciales como las de Salta, su partido ganó en la capital pero el oficialismo local mantuvo el control.
Su estilo confrontativo —ejemplificado en frases como "la tienen adentro" a sus críticos— polariza y dificulta acuerdos políticos duraderos.
Factores estructurales que perpetúan el ciclo:
Falta de consensos básicos: Cada gobierno desarma las políticas del anterior (ejemplo: cepo cambiario, subsidios).
Cultura del mesianismo: Los votantes buscan salvadores (Menem, Kirchner, Macri, ahora Milei) y descartan procesos graduales.
Crisis económica crónica: La inflación y la pobreza limitan la paciencia. Si no hay resultados en meses, crece el repudio.
Señales de cambio (o más de lo mismo)
Fragmentación política: En CABA, las elecciones legislativas de mayo 2025 muestran un electorado dividido entre Santoro (peronismo), Adorni (Milei) y Lospennato (PRO), con alta volatilidad. Esto refleja una sociedad que ya no se alinea en dos bloques claros.
Baja participación electoral: En provincias como Chaco o Jujuy, la abstención superó el 40%, señal de desencanto con la política tradicional.
¿Hay salida?
Para romper el ciclo, se necesitaría:
Instituciones fuertes: Menos dependencia de líderes carismáticos y más políticas de Estado (ejemplo: un pacto fiscal como el de España en 1977).
Educación cívica: Votar con menos emocionalidad y más análisis de programas. Milei llegó al poder con eslóganes como "la casta", pero ahora enfrenta las mismas críticas que sus predecesores
Elites políticas responsables: Evitar la tentación de quemar etapas con ajustes brutales o populismos cortoplacistas.
Conclusión
Milei
aún tiene tiempo para evitar el destino de sus predecesores, pero su
margen se estrecha. Si no logra convertir su relato de "milagro
económico" en bienestar tangible, Argentina volverá a buscar
otro mesías en 2027. La maldición solo se romperá cuando la
sociedad y sus líderes prioricen proyectos
sobre profetas.
Mientras tanto, el péndulo seguirá oscilando entre la euforia y el
desastre.
¿Será esta vez diferente? La respuesta depende menos de Milei y más de si los argentinos deciden aprender de su historia.
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