viernes, 6 de junio de 2025

San Pedro de Jujuy perdió feo.

 ¡San Pedro se Equivocó! Marcelo y Juanita Demuestran con Hechos su Compromiso Inquebrantable.


A los cortos de vista, a los que criticaron con liviandad y prejuicio, a los que soltaron veneno desde la comodidad de la envidia o la ignorancia política: ¡Miren ahora! ¡Aprendan! ¡Ruborícense!

Marcelo y Juanita no buscaban un sillón en el Concejo Deliberante por ambición personal o por el brillo efímero de un cargo. Lo buscaban como herramienta. Como una palanca para multiplicar, desde la institucionalidad, lo que llevan haciendo incansablemente por más de diez años: trabajar con y para los vecinos de San Pedro. Trabajo social puro, sin postureo, sin cámaras que apagar tras las elecciones.

¿La prueba irrefutable? Ahí está:

1. La Campaña Terminó... Ellos NO: Hace casi un mes que las urnas callaron. ¿Qué hicieron los críticos? ¿Dónde están sus falsas promesas? Marcelo y Juanita, como siempre, siguen en las calles, siguen con las manos en la masa, siguen desarrollando acciones solidarias. Sin titulares, sin necesidad de un cargo. Porque su compromiso es orgánico, visceral, genuino.

2. La Voz Constante en La Roca: Cada mañana, puntuales como el amanecer jujeño, su voz resuena en Radio La Roca. No hablan de teorías abstractas o ataques mezquinos. Hablan de soluciones. Se ocupan, gestionan, acompañan y resuelven problemas concretos de los vecinos. Son la red, el puente, el oído atento que muchos necesitan. Eso no se finge. Eso se vive.

3. La Trayectoria que Grita Verdad: Más de una década de acción social constante no es un "curriculum para la foto". Es un testimonio escrito con sudor y entrega en cada barrio, en cada familia ayudada. Son trabajadores sociales de alma, aunque no lleven el título oficial. Su labor es la definición misma del trabajo social comunitario.

San Pedro de Jujuy perdió, y perdió grande. Perdió la oportunidad histórica de tener a dos luchadores sociales de pura cepa, dos gestores incansables, dos almas dedicadas al bien común, trabajando con toda la fuerza de la institución municipal a su disposición. Imaginen lo que podrían haber logrado con esa plataforma. Pero el prejuicio, la crítica fácil, la miopía política de los "cabezas de termo juliobravistas" (como bien los define la realidad que hoy los desnuda) lo impidieron.

Ahora está claro como el agua de los diques. Las críticas eran ruido vacío, envidia disfrazada, o simple estupidez política. Mientras los detractores guardaron sus banderas falsas y se esfumaron, Marcelo y Juanita siguen ahí, firmes, construyendo comunidad como siempre.

Por eso, a esos críticos irreflexivos, a esos voceadores de falacias, solo cabe una cosa: EL PEDIDO DE PERDÓN. Un perdón público y sincero. Reconocer que se equivocaron, que juzgaron mal, que subestimaron el carácter y el compromiso auténtico de dos pilares de la solidaridad sampedreña.

Marcelo y Juanita no necesitan el Concejo para validar su trabajo. Su legitimidad la construyen día a día, con hechos, en las calles y en las ondas de La Roca. Pero San Pedro sí necesitaba su empuje, su experiencia y su corazón dentro del Concejo. La ciudadanía fue engañada por el ruido de los mediocres.

¡Qué quede como lección! La próxima vez, San Pedro, miren menos la boca del crítico venenoso y más las manos del que trabaja en silencio. Marcelo y Juanita ya ganaron el único puesto que importa: el respeto y la gratitud de quienes sí ven más allá de la política mezquina. Su labor es el monumento que derrumba cualquier crítica pasada. ¡Honor a quien honor merece!


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