La Justicia de los Intocables: Cuando la Corrupción Gana un Oscar a la Impunidad
¡Prepárense, señoras y señores, para el espectáculo del año! En Argentina, la justicia para los poderosos es como una sitcom de enredos: todos saben el final, pero igual la siguen estirando. Los números son tan escandalosos que parecen guionados por un cómico cruel: en 30 años, solo el 12% de las causas por corrupción contra funcionarios públicos llegó a juicio oral. ¡Eso es menos probabilidad que encontrar un colectivo vacío en hora pico!
El Embudo Judicial: Donde los Expedientes Van a Ver Netflix
Bienvenidos al “Embudo Judicial”, un parque temático donde las causas contra políticos entran, pero nunca salen. Un 22% de los casos lleva más de seis años atrapado en la etapa de investigación preliminar, como si estuvieran buscando el Santo Grial en un cajón de Comodoro Py. Es la “zona gris” donde los expedientes se sientan a tomar mate, sin testigos, sin avances, sin apuro. ¿Para qué apurarse si los acusados están muy cómodos?
Sobreseimientos: El Final Feliz de los Intocables
El 41% de las causas terminan archivadas o con un sobreseimiento, no porque falten pruebas, sino porque los jueces parecen tener un doctorado en “encontrar atajos”. Es como si el sistema tuviera un botón de “salir libre” solo para VIPs. ¿Imaginan a un ciudadano común acusado de robar una bicicleta con ese porcentaje de “éxito”? ¡Lo condenarían antes de que pueda ajustar el asiento!
Condenas: Más Raras que un Político Honesto
Solo el 2% de las causas por corrupción termina en una condena firme. ¡Eso es más difícil que ganarle al Tetris! El sistema no está diseñado para castigar, sino para calmar a la gente con un show de luces que parece justicia, pero es puro humo. Mientras tanto, el ciudadano común que se olvidó de pagar una multa ya está en una celda escribiendo su autobiografía.
Doble Vara: Justicia a Paso de Tortuga (Solo para Algunos)
Aquí la justicia tiene dos velocidades:
- Amado Boudou : Denunciado en 2012, condenado en 2018. ¡Seis años! En el mundo de los políticos, eso es un trámite exprés.
- Romina Picolotti : Denunciada en 2005, condenada en 2021. ¡16 años! Tiempo suficiente para aprender a tejer, hacer un posgrado y olvidarse del caso.
- Ciudadano común : Si robaste un sándwich en el kiosco, en seis meses ya estás pidiéndole clemencia al juez mientras te confiscan el sanguche.
Causas a Granel: El Circo Político
En 2016, con el cambio de gobierno, se abrieron 302 causas como si fuera una liquidación de expedientes. ¿Eficacia? No, puro espectáculo. Esas causas son como los fuegos artificiales: mucho ruido, mucho brillo, pero al final, solo humo. Cristina Kirchner (47 causas), Mauricio Macri (37), Julio De Vido (57) coleccionan carátulas como si fueran figuritas, pero sentencias firmes... ¡ni en sueños!
La Gran Estafa: Roban, y con lo Robado Pagan su Libertad
Acá viene el chiste más cínico: los políticos acusados usan el dinero que (supuestamente) robaron para pagar ejércitos de abogados estrella que encuentran más grietas legales abandonadas que un albañil en una obrada. Mientras un ciudadano común reza por un defensor público que no esté colapsado, los poderosos como Miguel Ángel Ulrich no solo se defienden con bufetes de lujo, sino que encima les dan permiso para irse de vacaciones al Caribe mientras los juzgan. ¡Un todo incluido de impunidad!
El Gran Final: La Risa del Poder
Casos como Julio De Vido (absuelto en Vialidad, aplausos) o Carlos Menem (falleció sin una condena firme por contrabando de armas) son el remate perfecto: “¡Las reglas no son para nosotros!”. Es una comedia donde los poderosos siempre ganan, y el ciudadano paga la entrada con sus impuestos.
Conclusión: ¿Justicia o Stand-Up?
El 12% no es solo una estadística, es la prueba de que la justicia argentina tiene dos pisos:
- Para abajo : Rápida, dura y sin piedad. Robaste un caramelo, ¡al calabozo!
- Para arriba : Más lenta que una telenovela turca, con defensas pagadas con plata del pueblo y condenas que son más mito que realidad.
Este circo de impunidad no es un error, es el guion. Las causas se mantienen abiertas como amenaza política, pero las condenas reales son tan raras como un político que cumple sus promesas. La próxima vez que veas un expediente en Comodoro Py, no te enojes: aplaudí, que el show sigue. Y si querés justicia de verdad, vas a tener que pedirle al público (vos, yo, todos) que exija un cambio de libreto. ¡Telón!
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