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sábado, 23 de agosto de 2025

Una noticia deseada

 Sí, la noticia es verdadera. El gobierno argentino, a través de la Dirección Nacional de Vialidad, apeló el fallo judicial que benefició a Cristina Kirchner en una demanda civil.


El contexto es el siguiente:

Un juez del fuero Civil y Comercial, Marcelo Bruno Dos Santos, había cerrado la demanda civil contra Cristina Kirchner y otros condenados en el caso Vialidad, en la que se les reclamaba una indemnización de $22.300 millones por daños y perjuicios.

El juez declaró la "caducidad de la instancia" porque consideró que la Dirección de Vialidad Nacional no había impulsado el expediente durante un período de seis meses, según lo estipulado por el Código Procesal.

Ante esta decisión, el gobierno de Javier Milei, a través de Vialidad Nacional, presentó una apelación para revertir el fallo y continuar con el reclamo.La Encrucijada de la Justicia Argentina: Credibilidad Institucional y la Apelación del Fallo Vialidad

La Encrucijada de la Justicia Argentina: Credibilidad Institucional y la Apelación del Fallo Vialidad

Un Fallo, Un Punto de Quiebre: La Encrucijada de la Justicia Argentina

La decisión del gobierno de Javier Milei de apelar el fallo judicial que declaró la caducidad de la instancia en la demanda civil por daños contra la expresidenta Cristina Kirchner no es simplemente un acto procesal más en el complejo entramado de la justicia argentina. Constituye una declaración política contundente y un punto de quiebre en el debate público sobre la lucha contra la corrupción, la impunidad de los poderosos y, sobre todo, la erosión de la credibilidad de las instituciones. Este hecho, que ha cobrado un peso simbólico enorme, coloca al Poder Judicial en el centro de un escrutinio sin precedentes, obligándolo a confrontar la percepción generalizada de que opera bajo lógicas de conveniencia política más que bajo los principios del derecho y la equidad.

Este reporte se propone ir más allá de los titulares y el relato político para ofrecer un análisis exhaustivo y matizado de lo que está en juego. Se desglosarán los argumentos del gobierno a favor de la apelación, encuadrados en un discurso de defensa del interés público y recuperación del erario. Paralelamente, se examinará la contra-narrativa, aquella que denuncia la instrumentalización de la justicia como un arma de persecución política, un fenómeno conocido como lawfare. El objetivo es proporcionar una comprensión profunda de por qué este caso en particular ha capturado la atención de la sociedad y se ha convertido en una pieza clave para la legitimidad del sistema judicial en su conjunto. Se abordará la colisión entre el tecnicismo legal de la "caducidad de instancia" y la exigencia ciudadana de una justicia sustantiva, que no solo condene los crímenes, sino que también asegure la reparación del daño. Para lograrlo, el análisis se estructurará a través de tres lentes interconectados: el legal-procesal, que detalla los hechos del caso; el político-institucional, que explora las tensiones entre poderes; y el de la percepción pública, que mide la confianza de los ciudadanos en su sistema de justicia. Esta aproximación holística es indispensable para un análisis verdaderamente experto que evade la polarización simplista y se centra en los desafíos estructurales de la democracia argentina.

La Crisis de Confianza: Un Diagnóstico del Poder Judicial Argentino

El Espejo de las Encuestas: Una Confianza Fragmentada

La escasa confianza en la justicia no es una novedad, sino una enfermedad crónica que afecta la salud del sistema democrático argentino. Un estudio de la Universidad Torcuato Di Tella y la asociación civil Fores, realizado en noviembre de 2023, reveló una cifra impactante: solo el 8% de los argentinos confía en el Poder Judicial. Este dato, que se ha mantenido en niveles similares a lo largo del tiempo, subraya una desconexión fundamental entre las instituciones de la república y la ciudadanía a la que deben servir.

Sin embargo, un análisis más detallado de la misma encuesta revela una contradicción profunda. El Índice de Confianza en la Justicia (ICJ), que promedia dos subíndices, mostró un resultado de 47.5 puntos. Mientras el subíndice perceptual, que mide la opinión sobre la imparcialidad, eficiencia y honestidad de los tribunales, se encontraba en un alarmante 24.8 puntos, el subíndice conductual, que evalúa si los ciudadanos recurrirían a la justicia para resolver conflictos, alcanzó los 70.1 puntos. Esta dicotomía es reveladora. Sugiere que la gente desconfía profundamente de la moralidad y la autonomía de los jueces, sospechando que los fallos están influenciados por los poderes políticos y económicos. No obstante, al mismo tiempo, perciben a los tribunales como el único recurso formal y funcional para resolver sus conflictos personales, ya sea por un cheque sin fondos, un divorcio o una indemnización laboral.

Esta dualidad expone un problema de legitimidad, no de legalidad. No es la ley en sí misma la que está en cuestión, sino su aplicación por parte de los operadores judiciales, que son percibidos como corruptos o susceptibles a presiones externas. Es este contexto de sospecha generalizada el que hace que un tecnicismo legal como la "caducidad de instancia" en un caso de alto perfil sea tan corrosivo para la percepción pública. Para la ciudadanía, que ya ve el sistema como parcial, un fallo que absuelve de una deuda millonaria a una figura poderosa por una presunta inacción procesal de un gobierno anterior es simplemente incomprensible y refuerza la idea de que la justicia no es igual para todos. La apelación del gobierno de Milei capitaliza esta discrepancia, presentándose como la única vía para alinear la justicia civil con el sentido común de la ciudadanía, que exige rendición de cuentas.

Tabla 1: Percepción Ciudadana de la Justicia en Argentina (UTDT & Fores, Noviembre 2023)

| Indicador | Puntuación | Descripción |

|---|---|---|

| Nivel de Confianza | 8% | Porcentaje de argentinos que confía en la justicia. |

| Subíndice Perceptual | 24.8 puntos | Mide la opinión sobre la imparcialidad, eficiencia y honestidad de los tribunales. |

| Subíndice Conductual | 70.1 puntos | Mide si los encuestados recurrirían a la justicia para resolver conflictos. |

La Corrupción como Problema Estancado y la Falta de Independencia

El estancamiento en la lucha contra la corrupción es otra arista de esta crisis. El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2023 de Transparencia Internacional muestra que Argentina ha estado estancada por años, con un puntaje de 37 sobre 100, un descenso de un punto respecto al año anterior, lo que la ubicó en el puesto 98 de 180 países. Pablo Secchi, director ejecutivo de Poder Ciudadano, señala que la interferencia de la política en el poder judicial y las fluctuaciones en los órganos de control son las principales razones por las que la lucha contra la corrupción avanza a un ritmo "muy lento". Esto confirma que la "connivencia de determinados jueces" no es solo una crítica popular, sino un problema estructural que Transparencia Internacional identifica como la causa principal de la impunidad de los poderosos en las Américas.

La apelación de la causa Vialidad, en este contexto, adquiere una relevancia singular. El gobierno entrante de Milei ha sido criticado por la falta de un "abordaje integral y sistemático" en materia de integridad y lucha anticorrupción en sus primeras propuestas legislativas. En este escenario, la apelación se erige como una de las pocas acciones concretas y de alto perfil que la nueva administración ha tomado para demostrar su compromiso con esta causa. El éxito o el fracaso de esta apelación será interpretado, por la ciudadanía y por los organismos internacionales, como una medida de la seriedad del gobierno en este frente.

Un Vistazo de Esperanza con Reservas

A pesar del panorama desolador, estudios más recientes han detectado un leve pero sostenido aumento en la confianza en la justicia, pasando de 9 puntos en octubre de 2023 a 14 en mayo de 2025. Sin embargo, esta mejora es insuficiente para generar "confianza plena" y está matizada por una advertencia crucial. El mismo estudio indica que las personas que han participado directamente en un proceso judicial, ya sea como demandantes o demandados, tienden a tener una visión "más negativa" sobre la equidad, honradez y el control de los poderes políticos y económicos por parte de la justicia. Este hallazgo es fundamental: la desconfianza no es una teoría abstracta impulsada por los medios, sino una conclusión extraída de la vivencia de los ciudadanos al interactuar con el sistema. La apelación de un fallo que beneficia a una figura poderosa es vista por muchos como una oportunidad para que el sistema demuestre que puede rectificar un camino que prioriza la formalidad sobre la justicia sustantiva.

El Caso "Vialidad" en Detalle: Del Fallo Penal a la Apelación Civil

La Condena Penal: Un Precedente Firme

Para comprender la trascendencia de la apelación civil, es indispensable diferenciar las dos causas judiciales que pesan sobre la expresidenta. La causa penal, que investigó la dirección de la obra pública en Santa Cruz, ya culminó. Cristina Kirchner fue condenada a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por el delito de administración fraudulenta agravada en perjuicio del Estado. La Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena, y el recurso de queja de la defensa ante la Corte Suprema fue rechazado, lo que dejó el fallo penal "firme" y la inhabilitó para ser candidata. Este es un punto crucial: la justicia penal ya dictaminó que se cometió un delito que causó un perjuicio al Estado.

El "Tecnicismo" de la Caducidad de Instancia

En paralelo a la causa penal, se tramitaba una demanda civil iniciada por la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) para recuperar los daños y perjuicios estimados en $22.300 millones de pesos. El 19 de agosto de 2025, el juez Marcelo Bruno Dos Santos firmó un fallo que declaró la "caducidad de instancia" del proceso, lo que en la práctica significa que la causa se cierra y Cristina Kirchner no debe pagar la indemnización. La base del fallo es un tecnicismo legal: el juez determinó que entre el 17 de marzo de 2023 y el 18 de septiembre de ese mismo año, descontando la feria judicial de invierno, se cumplió el plazo de 6 meses estipulado por el Código Procesal para considerar la caducidad debido a la inacción de la parte actora, es decir, la Dirección Nacional de Vialidad. El juez justificó su decisión sosteniendo que este instituto legal "no fue creado al solo efecto de castigar la negligencia de las partes" sino que fundamentalmente persigue "evitar la prolongación indefinida de los juicios".

Tabla 2: Cronología del Proceso Judicial: Causa Vialidad (Penal vs. Civil)

Hito | Fecha | Ámbito | Descripción |

|---|---|---|---|

| Inicio del Juicio Oral | 2019 | Penal | Comienza el juicio oral y público por administración fraudulenta agravada. |

| Fallo de Primera Instancia | Diciembre 2022 | Penal | Cristina Kirchner es condenada a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua. |

| Inicio de Demanda Civil | 2018 | Civil | La Dirección Nacional de Vialidad inicia un reclamo civil por daños. |

| Confirmación de Casación | Noviembre 2024 | Penal | La Cámara de Casación ratifica la condena penal. |

| Rechazo de Recurso | Junio 2025 | Penal | La Corte Suprema rechaza el recurso extraordinario de la defensa, dejando la condena firme. |

| Fallo de Caducidad | Agosto 2025 | Civil | El juez Bruno Dos Santos declara la caducidad de la instancia en la demanda civil. |

Los Argumentos de la Apelación: La Defensa del Erario Público

Ante la sorpresa y la indignación de la opinión pública, el gobierno de Milei anunció de inmediato que apelaría el fallo del juez Dos Santos. Aunque los argumentos legales explícitos de la apelación no están detallados en el material, se puede inferir su base. La DNV había señalado demoras judiciales previas que dilataron la tramitación de la causa, como la cuestión de competencia resuelta por la Corte Suprema cuatro años después. La apelación se fundamenta en la defensa del "interés público" por encima del tecnicismo procesal. La decisión de la Dirección Nacional de Vialidad, respaldada por el gobierno, no solo busca recuperar una suma de $22.300 millones de pesos, sino que también sirve como una declaración política.

En un país en crisis, la apelación convierte un proceso legal en una acción de gobierno, que demuestra a la ciudadanía que la "justicia" no solo se trata de penas de prisión, sino de la recuperación de lo que fue dañado. Esta acción está directamente alineada con el discurso del gobierno de "no hay plata" y la necesidad de que el Estado recupere sus activos. Es una manifestación concreta de la voluntad de "terminar con la impunidad de la corrupción". La apelación es un mensaje contundente de que, bajo la nueva gestión, no habrá "connivencia" ni uso de "recursos oscuros" para garantizar la impunidad. Busca que el sistema judicial, en instancias superiores, rectifique un fallo que parece haber priorizado la formalidad sobre la justicia sustantiva, y que de otra forma sería incomprensible para la sociedad.

El "Lawfare": Un Contrarrelato de la Justicia como Arma Política

Definición y Origen del Término

El debate sobre la apelación del fallo de Vialidad no puede ser comprendido sin la contra-narrativa del "lawfare". El término, una contracción de las palabras en inglés law (ley) y warfare (guerra), se define como la "guerra jurídica" o la "judicialización de la política". Se refiere a la utilización abusiva del derecho con fines políticos, manteniendo una apariencia de legalidad para inhabilitar o provocar el repudio popular contra un oponente. Esta estrategia ha sido utilizada por políticos tanto de derecha como de izquierda en América Latina y es vista por muchos como un reemplazo de los golpes de Estado militares, que buscan inhabilitar a líderes populares que no pueden ser derrotados en las urnas.

Acusaciones de Parcialidad y Conexión en la "Causa Vialidad"

Los defensores de la tesis del lawfare argumentan que la "Causa Vialidad" es un ejemplo paradigmático de este fenómeno. Se enumeran múltiples irregularidades que, según esta visión, viciaron el proceso de origen. El proceso fue iniciado por el juez Julián Ercolini, descrito como "cercano al macrismo". Jueces de la Cámara de Casación, como Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, que sostuvieron la causa, visitaron la Casa Rosada en múltiples ocasiones durante el gobierno de Mauricio Macri. Adicionalmente, se ha señalado que el juez del juicio oral, Rodrigo Giménez Uriburu, y el fiscal Diego Luciani, quienes condenaron a la expresidenta, compartían equipo de fútbol en la quinta presidencial de Olivos, lo que plantea serias dudas sobre la imparcialidad del proceso.

Además de las conexiones personales, se señalan irregularidades procesales. Se argumenta que la denuncia fue formulada por el interventor de Vialidad, Javier Iguacel, quien realizó una auditoría sesgada enfocada únicamente en Santa Cruz, sin pericias comparativas con otras provincias. Incluso el actual ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, habría reconocido en su momento que "No hay delito, la defensa superó ampliamente la acusación". A pesar de la falta de pruebas de su "intervención personal" o de un "retorno económico" directo, Cristina Kirchner fue condenada e inhabilitada "en tiempo récord", un hecho que sus defensores atribuyen a la presión política y mediática.

El Papel del Gobierno y la "Maniobra" Procesal

La narrativa del lawfare también se extiende al fallo civil. Se plantea que la inacción de la Dirección Nacional de Vialidad, que llevó a la "caducidad de instancia", no fue un simple error procesal del gobierno anterior, sino una maniobra deliberada para permitir que la causa se extinguiera. Desde esta perspectiva, la defensa de la expresidenta habría solicitado la caducidad por considerar que las "prerrogativas que indica el Código Procesal" para tal fin se habían cumplido "inexorablemente".

El hecho de que el gobierno de Milei haya decidido apelar el fallo puede ser interpretado de varias maneras. Mientras sus defensores lo ven como un acto de valentía para defender el erario público, los críticos del lawfare podrían interpretarlo como una continuación de la misma estrategia de persecución, buscando mantener viva una causa que, desde su perspectiva, fue armada sin fundamentos sólidos y que ha agotado los tecnicismos legales para su cierre.

La Apelación como Acto de Reafirmación Institucional: Argumentos a Favor del Gobierno

La Recuperación del Patrimonio Público

El argumento principal a favor de la apelación del gobierno es la defensa del erario público. El monto de $22.300 millones de pesos, que se buscaba recuperar en la demanda civil, no es una suma trivial, sino una cantidad astronómica que no puede ser renunciada por un tecnicismo procesal. La apelación convierte un proceso legal en una acción de gobierno, que demuestra a la ciudadanía que la "justicia" no solo se trata de penas de prisión, sino también de la recuperación de lo que le pertenece al Estado. En un contexto de ajuste fiscal y de profunda crisis económica, la decisión de apelar es un acto de coherencia política que refuerza el discurso del presidente de que "no hay plata" y de que los responsables de la corrupción deben devolver lo que presuntamente sustrajeron. La apelación es la manifestación concreta de la voluntad política de "terminar con la impunidad de la corrupción".

Un Mensaje de Freno a la Impunidad

La apelación es un mensaje contundente de que, bajo la nueva gestión, no habrá "connivencia" ni uso de "recursos oscuros" para garantizar la impunidad. El fallo penal ya sentó un precedente sobre el delito y la responsabilidad de los funcionarios en el manejo de fondos públicos. La apelación civil busca que ese precedente tenga una consecuencia patrimonial, lo que es igualmente importante para la percepción de la justicia. La decisión del gobierno de no aceptar el fallo y recurrir a instancias superiores es un gesto que busca demostrar a la sociedad que el Estado no dejará pasar la oportunidad de cobrar una deuda que ya ha sido validada en el ámbito penal, independientemente de los errores procesales que hayan ocurrido bajo la gestión anterior.

El Rol de la Justicia en la Democracia

Finalmente, la apelación del gobierno de Milei es una oportunidad para que el sistema judicial, en instancias superiores, demuestre su capacidad de rectificar. Se argumenta que la credibilidad de la justicia no se restaura con excusas o tecnicismos, sino con acciones transparentes y la aplicación de la ley para todos, sin importar su poder o influencia política. La Corte Suprema ya rechazó un recurso de queja en la causa penal , sentando un precedente que la justicia civil debería seguir. La apelación es un llamado a la coherencia institucional, una solicitud para que la justicia sustantiva prevalezca sobre las artimañas procesales y se reafirme el principio de que los crímenes que perjudican al Estado deben tener consecuencias tanto penales como patrimoniales.

Conclusión: Más Allá del Caso, el Futuro de la República

El fallo de "caducidad de instancia" en la causa civil "Vialidad" es un espejo de las contradicciones y la profunda crisis de credibilidad que atraviesa la justicia argentina. Si bien la defensa de Cristina Kirchner y sus aliados lo califican como una prueba de un proceso viciado de origen y una manifestación de lawfare, la decisión del gobierno de Javier Milei de apelar lo presenta como la única vía para defender el interés público y restaurar la confianza en las instituciones. Este evento pone de manifiesto una verdad incómoda: la desconfianza ciudadana en el Poder Judicial no es una cuestión teórica, sino una realidad palpable que se alimenta de la percepción de que la ley se aplica de manera diferente para los poderosos.

La decisión del gobierno de apelar, en contra de un tecnicismo legal que favorece a una figura poderosa, es un gesto político significativo. En un contexto de estancamiento en la lucha contra la corrupción, esta acción busca alinear la justicia con la exigencia popular de poner fin a la impunidad. Para la "gente común", es incomprensible que una persona condenada por un delito que perjudicó al Estado no deba resarcir el daño económico, y la apelación es la vía para que el sistema judicial, en instancias superiores, resuelva esta incoherencia.

La credibilidad de la justicia no se juega en un solo caso, pero este es sin duda un punto de inflexión. El futuro del Estado de derecho en Argentina pende de la capacidad de sus instituciones para demostrar que la ley es igual para todos, y que la justicia sustantiva prevalece sobre las artimañas procesales. La resolución de este caso será un termómetro de la madurez de la democracia argentina y de su capacidad para sanar una de sus heridas más profundas.

PD. Links de interés:

https://www.utdt.edu/ver_nota_prensa.php?id_nota_prensa=21705&id_item_menu=6&hl=es-AR

https://poderciudadano.org/indice-de-percepcion-de-la-corrupcion-2023-sin-esfuerzos-significativos-y-sin-lugar-en-la-agenda-actual-argentina-continua-estancada/?hl=es-AR




jueves, 24 de julio de 2025

Entrevistas Imposibles. Hoy CFK

Entrevista imposible a Cristina Fernández de Kirchner.


Preguntas picantes y respuestas absurdas para sacarte una sonrisa. Todo en clave de humor, con un toque de exageración y sin ninguna pretensión de reflejar la realidad.

Vamos con 12 preguntas comprometidas, imaginando a Cristina en su mejor estilo teatral, respondiendo con un giro cómico.

Entrevistador: ¡Cristina, qué alegría tenerte en este plató imaginario! Vamos directo al grano. Se dice que tus amigos más cercanos tienen un talento especial para hacer desaparecer fondos públicos. ¿Cómo logran esa magia?

Cristina: (risas, ajustándose los anteojos) Mirá, querido, no es magia, es logística avanzada. Mis amigos son como Houdini, pero en lugar de esposas, escapan con valijas. Todo se guarda en un lugar seguro: el Banco de Narnia. ¿Querés la dirección? ¡Solo los leones saben llegar.

Entrevistador: Hablando de valijas, el caso de Antonini Wilson fue un escándalo. ¿Qué había realmente en esas maletas? ¿Dólares, caramelos, o algo más exótico?

Cristina: (con gesto dramático) ¡Por favor! Eran souvenirs para los pingüinos de Santa Cruz. Cada billete tenía un sticker de "Patagonia querida". Pero, viste, los yanquis no entendieron el chiste y lo tomaron a mal. ¡Gringos sin sentido del humor!

Entrevistador: Tu amigo Lázaro Báez se hizo famoso por contar billetes en una cueva. ¿Era un hobby o una nueva forma de meditación?


Cristina: (sonriendo pícaramente) Lázaro es un visionario. Contar billetes es su yoga. Decía que alinear los fajos en la cueva le daba paz interior. ¡Y de paso, ayudaba a la economía local comprando bóvedas reforzadas! Un emprendedor nato.

Entrevistador: José López y sus bolsos en el convento fueron épicos. ¿Por qué eligió un convento para guardar tanto dinero? ¿Era devoto o solo le gustaban las monjitas?

Cristina: (soltando una carcajada) José es un romántico. Quería donar todo a las monjitas para que rezaran por el país, pero se equivocó de bolso. En vez de rosarios, llevó dólares. ¡Un malentendido logístico! Ahora reza en una celda, más tranquilo.

Entrevistador: Dicen que la obra pública en Santa Cruz era como un Monopoly para tus amigos. ¿Cómo decidían quién se quedaba con los contratos?

Cristina: (con tono épico) Era un torneo de truco en la Casa Rosada. El que mejor mentía al cantar el envido, ganaba una ruta. Pero ojo, todo legal, con escribano y mate de por medio. ¡Pura meritocracia criolla!

Entrevistador: El caso de los hoteles de tu familia también dio que hablar. ¿Eran hoteles de lujo o bóvedas disfrazadas de cabañas?

Cristina: (indignada, pero con guiño) ¡Hoteles cinco estrellas! Cada habitación tenía un cofre de seguridad tamaño industrial, para que los turistas guarden sus… recuerdos. ¡El Calafate es el Dubai del sur, no jodamos!

Entrevistador: Amado Boudou y la imprenta de billetes de Ciccone. ¿Fue un emprendimiento para imprimir dinero falso o solo querían hacer souvenirs patrióticos?

Cristina: (con cara de no creerlo) Amado es un artista. Quería imprimir billetes con mi cara, como edición limitada. Pero la máquina se descontroló y salieron algunos de más. ¡Cosas que pasan en el mundo del diseño gráfico!

Entrevistador: Los cuadernos de las coimas fueron una novela. ¿Oscar Centeno era un chofer meticuloso o un escritor frustrado?

Cristina: (aplaudiendo) ¡Un poeta! Centeno escribía sus memorias, pero en lugar de flores y amores, anotaba bolsos y direcciones. ¡El Borges de los remise! Su cuaderno merece un Premio Nobel de logística.

Entrevistador: Se dice que tus amigos tenían una red de empresas fantasma. ¿Eran para evadir impuestos o para jugar al SimCity en la vida real?

Cristina: (con tono sarcástico) Era un experimento social. Queríamos ver cuántas empresas se podían crear sin que nadie se diera cuenta. ¡Ganamos el récord Guinness! Pero todo era para fomentar el empleo… de contadores creativos.

Entrevistador: El caso de la Ruta del Dinero K sigue dando vueltas. ¿Ese dinero viajaba en avión privado o en mochilas de mochileros?

Cristina: (con aire misterioso) En drones. Teníamos una flota de drones disfrazados de cóndores andinos. Volaban de noche, con GPS programado para evitar la AFIP. ¡Tecnología de punta, made in Patagonia!

Entrevistador: Muchos de tus aliados terminaron presos o complicados. ¿Te sentís como la reina de un tablero de ajedrez donde todos los peones caen?

Cristina: (con gesto de diva) Soy una estratega, no una reina. Mis peones no caen, hacen turismo judicial. Van a Comodoro Py, toman un café, y vuelven con anécdotas. ¡Es parte del folklore argentino!

Entrevistador: Última pregunta, Cristina. Si tuvieras que escribir un libro sobre esta época, ¿cómo lo titularías?

Cristina: (con una sonrisa triunfal) “Bolsos y pasiones: una epopeya en doce cuotas”. Best-seller asegurado, con dedicatoria a los que todavía buscan las valijas. ¡Que sigan buscando!


miércoles, 16 de julio de 2025

Y si le ponemos punto y final al relato

Y si le ponemos punto y final al relato?


El relato kirchnerista se desmorona como un castillo de naipes bajo el peso de la verdad. Las notas y datos publicados y conocidos durante años sobre los negocios turbios entre Cristina Kirchner y Lázaro Báez, su ex jardinero convertido en magnate gracias a los gobiernos de ella y Néstor, expone una maquinaria de corrupción realmente descarada. La causa Vialidad, que la condenó a seis años de prisión domiciliaria e inhabilitación perpetua, no es un invento de enemigos políticos, ya no se mantiene que decenas de jueces, empresarios, medios de comunicación y hasta la corte se hayan puesto de acuerdo durante tantos años para joderla: es un rompecabezas de pruebas irrefutables. Licitaciones amañadas, sobreprecios grotescos, obras fantasmas adjudicadas a Báez y un daño al Estado de 684 mil millones de pesos, confirmados por jueces, fiscales y peritos tras años de investigación. Revoleo de bolsos con millones de dólares, propiedades descomunales, enriquecimiento sistemático con aumentos siderales en las declaraciones anuales… La Corte Suprema que dio el visto bueno a la sentencia. El requerimiento ahora de devolver cientos de miles de millones… ¿Dónde está el complot?

El verso del “lawfare” es una cortina de humo para tapar lo evidente? De verdad Cristina siendo abogada y con los mejores abogados del País permitiría semejante atropello? Se va a la cárcel tranquilamente y devuelve millones así no más? De verdad se puede creer? ¿En serio alguien cree que un ejército de empresarios, medios y jueces, incluyendo al máximo tribunal, podría orquestar una farsa tan perfecta sin que se filtre una sola grieta? Una situación así se resolvería con un golpe de estado. Estaría justificado si se diera tamaña injusticia y hasta todos estaríamos de acuerdo seguro.

Pero es absurdo. Cristina no necesita que ciudadanos de a pie la defendamos. Su fortuna, su titulo de abogada y los mejores abogados, así como todo el inmenso aparato del justicialismo no lo han podido hacer. Defenderla a esta altura no es lealtad, es negación patológica. La justicia, lenta pero implacable, ha hablado: Cristina es culpable porque las pruebas son abrumadoras. Dato mata relato.

Por salud democrática, Argentina debe cortar de raíz esta farsa. Los delincuentes, por más poderosos que sean, deben pagar. Seguir alimentando la victimización kirchnerista es un insulto a la inteligencia colectiva y un veneno para las instituciones. Si sus defensores realmente creyeran en un complot tan colosal, ya habrían intentado un golpe de Estado. Pero no lo hacen, porque saben que la verdad los aplasta. Basta de excusas. Es hora de que los corruptos rindan cuentas, como en cualquier país serio. La impunidad no puede seguir siendo la moneda corriente. Por la salud mental de una sociedad agotada de mentiras, y por la democracia que merece transparencia, hay que decirlo claro: Cristina y su banda son culpables. Lamento herir a personas que admiro y respeto y se me van a ofender, Pero por salud mental y democrática hay que aceptar que no podemos tapar el sol con las manos, y menos con los dedos separados. Punto final.





lunes, 14 de julio de 2025

La Argentina desigual

Que si jujeño, que sos ciudadano de segunda.


¡Che, la bronca que da ver la diferencia entre los sueldos y el pago de servicios entre Jujuy y el AMBA. Es tremenda! Parece que vivimos en dos Argentinas distintas, y los porteños y bonaerenses del conurbano tienen un pase VIP que el resto ni olemos. Y no es solo una sensación, ¡es la dura realidad en la billetera de cada uno!

Arranquemos por el transporte público, que es un calvario para los jujeños. Acá, el bondi te sale un huevo, mientras que en el AMBA, con la bendita SUBE, viajan por chirolas. Es una locura: ellos pagan una fracción de lo que pagamos nosotros para ir a trabajar o a estudiar. En San Pedro ni te cuento. Recién el Payaso se dio cuenta de que en las ciudades de todo el mundo funciona un servicio de colectivos y al parecer hasta podría darse el caso de que finalmente lo implemente. Falta que alguien le diga que los impuestos que cobra, incluyendo el increíble robo de monedas por cada litro de combustible gastado, se usa para mantener las calles mínimamente transitables, por fa, que alguien le avise. De momento el Sampedreño se conforma con compartir los apretujones en un autito. Total son un par de kilómetros solamente. Pero la conch… lo pagamos el doble que el porteño que recorre 27 kilómetros.


¿Por qué esa desigualdad? ¿Acaso nuestro tiempo y nuestro laburo valen menos? ¡Parece que sí! El subsidio al transporte es una sangría para el bolsillo de todos los argentinos, pero el goteo principal se va para la Capital y alrededores. Es como si el Estado dijera: "Priorizemos que los de Buenos Aires lleguen cómodos a la oficina, es la gran pecera donde pescar votos; el resto no pinta nada, ¡que se arregle!".

Y ni hablemos de los sueldos. Un laburante en Jujuy, en general, cobra bastante menos que uno que hace lo mismo en el AMBA. Pensemos en un empleado de comercio, un administrativo, ¡o hasta un docente! La diferencia es abismal. Entonces, si nuestros sueldos son más bajos y los servicios más caros, ¿cómo hacemos para llegar a fin de mes? La respuesta es que nuestros políticos son acomodados al poder central y a sus intereses y por eso no llegamos a fin de mes, o lo hacemos con el agua al cuello.

Esta disparidad no es casualidad, es una decisión política. El AMBA, con su densidad de población, concentra la mayor parte de los votos. Entonces, los gobiernos, sin importar el color político, le tiran plata y beneficios para asegurarse la elección. Es un cálculo frío y egoísta que ignora las necesidades del resto del país.

¿El resultado? Una Argentina desigual, donde el centro se lleva la mejor parte y las provincias nos sentimos ciudadanos de segunda, que no movemos el amperímetro en una elección. Por eso es hora de levantar la voz y exigir un trato justo. No somos ciudadanos de segunda, y merecemos los mismos derechos y oportunidades, sin importar dónde hayamos nacido o vivamos. Somos ciudadanos argentinos con igualdad de derechos. ¡Basta de centralismo porteño!


lunes, 30 de junio de 2025

Bravo y Morales "pisaron el palito"

 Bravo y Morales "pisaron el palito"


y continúan impunemente con sus fechorias. Ahora usan a los chicos en los colegios como escenario político para su campaña.

El colmo de la impunidad que no debemos permitir.
Una vez más, los poderosos de turno creen que pueden hacer lo que les venga en gana con total impunidad. Gerardo Morales, exgobernador que dejó una provincia sumida en deudas, represión y negocios turbios, ahora opera desde las sombras, utilizando a figuras locales como el intendente de San Pedro, Julio Bravo para su lavado de imagen. Ambos siguen jugando al clientelismo como si la provincia fuera suya. Se reparten cargos, subsidios y favores como si fuesen caramelos, mientras el pueblo cada vez tiene menos.
Pero lo de ahora ya es demasiado. La última publicación de Radio La Roca FM 100.9 muestra una noticia que a todos nos tiene que indignar. Muestra a estos impresentables metiéndose en escuelas en horario escolar a fotografiarse con niños y niñas de escuelas publicas, haciéndoles participar junto a funcionarios en plena campaña. ¿Qué clase de política usa a chicos y chicas como escenografía? ¿Qué tipo de adultos se sacan fotos con criaturas para lavar su imagen de corrupción, abandono y nepotismo?
Julio Bravo
Esto no es inocente. Es propaganda disfrazada de acto institucional. Usan a los chicos porque ya no pueden mostrar logros reales, porque no hay gestión, no hay obras, no hay transparencia. Solo marketing político de baja calaña. ¿Y los padres? ¿Y los docentes? ¿Quién autoriza esta exposición en horario escolar sin tener nada que ver con la docencia? ¿Por qué el alumnado tiene que soportar está injerencia de prepo? ¿Qué dice la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes? Silencio. Porque todo está atado con favores y miedos.

La política no debería meterse con la infancia. No se puede permitir que un cargo público se use para mostrarse con chicos mientras se perpetúa la pobreza, la precariedad educativa y el abandono de los barrios. Esto no es una crítica aislada. Es un rechazo absoluto a esta forma de utilizar el podere. San Pedro de Jujuy y la Provincia necesitan otra cosa; otros comportamientos de su clase dirigente: mas escuelas, mas respeto por ella y por sus alumnos y alumnas, mas respeto por la gente en general y mas honestidad. No mas fotos con sonrisas forzadas mientras detras solo dejan miseria.
Mensaje claro y contundente para Morales y para Don Julio Bravo: Con los chicos NO.

domingo, 29 de junio de 2025

Análisis de la coyuntura política jujeña:

 Análisis de la coyuntura política jujeña

Entre el clientelismo y la pérdida de identidad

Che, videar lo que pasa acá en Jujuy no es cosa fácil. Lo que vos marcás de los militantes que se van con el dirigente que más billete mueve, sea del partido que sea, es una realidad dura. Acá no es solo cuestión de "ignorancia política", como bien decís, sino de un sistema que se pudrió desde adentro. Te cuento cómo lo veo, con la jujeñidad bien puesta:

1. La "platita" como carnada

Acá el peronismo, y otros partidos, caen en la trampa del clientelismo puro. Los dirigentes usan planes sociales, bolsas de comida, o hasta dinero en efectivo para comprar lealtades. Pero eso no es militancia: es trueque. El que ayer era peronista "hueso colorado" hoy se hace libertario si le conviene, y mañana radical. Como dijo un viejo linyera de la Quiaca: "Acá no hay banderas, hay delivery de favores". Esto hace que la gente, en especial los más humildes, pierdan el sentido de pertenencia. No es "ignorancia", es pura supervivencia.

2. Intervenciones y desastres

Mirá lo que pasó con el PJ jujeño: intervenido por "incondicionales" de Cristina (Aníbal Fernández, el "Tano" Menéndez), terminó dividido en tres listas en las elecciones. ¡Tres! Eso no es política, es un circo romano. Los dirigentes locales, leales a sus raíces, fueron desplazados por operadores de Buenos Aires que ni saben dónde queda Humahuaca. Resultado: el peronismo sacó los peores resultados de su historia en Salta y Jujuy. La gente lo videó claro: "Si ni ellos se respetan, ¿por qué habríamos de ser leales nosotros?".

3. La manipulación del poder

Gerardo Morales, con su reforma constitucional hecha a las apuradas y represión a las comunidades originarias, es el mejor ejemplo. Organizó elecciones en domingo de helada para que solo voten los fanáticos, y obligó a los partidos a pagar sus propias boletas, filtrando a los que no tenían plata. Así, los pobres y los pueblos originarios quedaron fuera del juego. Encima, les metió presos a los que protestaban. ¿Cómo no van a cambiar de "bandera" si la democracia acá parece un remate de alpaca?.

4. La muerte de los principios

El peronismo jujeño ya no es el de Evita ni el de Perón. Hoy lo manejan punteros que ni saben qué es la justicia social. Se olvidaron de las tres banderas históricas (soberanía política, independencia económica, justicia social) y las cambiaron por "acumulación de cargos, ajuste de aliados y negocios con el poder". Los pibes jóvenes, los trabajadores, las comunidades... todos ven que ese movimiento ya no los representa. Por eso se van con quien les dé un mango o una salida laboral, aunque sea un libertario.

5. ¿Resistencia o resignación?

Pero ojo, che: que no te vendan el cuento de que "el peronismo está muerto". Lo que murió es la vieja camada de dirigentes traidores. Hoy renace en las ollas populares de los barrios, en los cortes de ruta del Tercer Malón de la Paz (donde las comunidades resisten el despojo de sus tierras) y en los pibes que pintan murales de Néstor Kirchner al lado de Juana Azurduy. La lealtad no se perdió: se está reconstruyendo desde abajo, sin caudillos ni chequeras
.

Conclusión (en criollo jujeño):
"El que cambia de bandera como de medias, o es mercenario... o tiene los pies fríos". Lo que pasa en Jujuy no es solo "falta de lealtad": es el resultado de años de políticos que usaron al pueblo como moneda de cambio. Pero la jujeñidad es terco como una vicuña: cuando la gente despierte de verdad, no habrá plata que compre su dignidad. El peronismo no murió; lo están enterrando vivo para que renazca sin cadenas.

Ahora, si querés cambiar las cosas, empezá por no vender tu voto por un kilo de azúcar. La política se hace con el corazón, no con la billetera.

Clave para entender el desbande partidario jujeño

      CAUSAS                         EJEMPLO ACTUAL                                 CONSECUENCIAS

ClientelismoDirigentes que reparten planes
a cambio de votos 
Militantes "zombis" sin convicción
Intervenciones porteñasPJ intervenido por Berni/Alonso
(Salta) o Aníbal (Jujuy)
Atomización y derrotas electorales
Exclusión electoralElecciones en invierno
y boletas pagas
El pobre no elige, sobrevive
Represión a protestasCriminalización del Malón de la PazDesconfianza en el sistema
Pérdida de identidadPeronismo sin doctrina, solo cargos Juventud sin referentes creíbles

jueves, 26 de junio de 2025

Justicia y Corrupción en Argentina, España e Italia.

 Análisis Crítico Comparativo: Justicia y Corrupción en Argentina, España e Italia.


La corrupción es un flagelo global, pero su tratamiento varía significativamente según el contexto institucional y cultural de cada país.

Este análisis compara los casos de Argentina, España e Italia, destacando las dinámicas de impunidad, la respuesta judicial y la reacción social frente a la corrupción. Mientras España e Italia muestran avances hacia la rendición de cuentas, Argentina permanece atrapada en una red de impunidad estructural, agravada especialmente por el uso de fueros parlamentarios y una sociedad polarizada que a menudo justifica la corrupción.

Argentina, la impunidad blindada por fueros y complicidad social. El sistema judicial argentino es un reflejo de una impunidad institucionalizada, diseñada para proteger a la élite política. Según datos del Ministerio de Justicia, menos del 12% de las causas por corrupción llegan a juicio oral, y las condenas efectivas son excepcionales. Esta ineficacia no es accidental: los fueros parlamentarios actúan como un escudo legal que permite a senadores y diputados eludir la cárcel, incluso ante pruebas abrumadoras. Un caso emblemático es el del expresidente Menem, que a duras penas podía mantenerse de pie y era utilizado por el poder por su valioso voto como senador impune. O el de Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta condenada en 2022 por la causa Vialidad, con sentencia confirmada en junio de 2025. En 2017, el jefe de la bancada peronista, Miguel Ángel Pichetto, fue clave para evitar su desafuero, perpetuando su inmunidad. Otro ejemplo es José López, exfuncionario kirchnerista, quien, a pesar de ser sorprendido con bolsos llenos de dólares, evitó consecuencias inmediatas gracias a maniobras judiciales, o Mauricio Macri, acusado en casos como Correo Argentino, también ha sorteado la prisión mediante dilaciones procesales.

La reacción social agrava esta patología. En lugar de exigir justicia, sectores significativos de la población defienden a sus líderes corruptos, alegando "lawfare" o persecución política. Esta polarización convierte la corrupción en una cuestión de lealtad partidaria, no de ética pública, perpetuando un sistema donde la impunidad es la norma.

En España la Justicia efectiva contrasta con el silencio ciudadano. Ese Pais ofrece un contraste notable. Según el Consejo General del Poder Judicial, en el primer trimestre de 2025, 50 personas físicas y 2 jurídicas fueron enviadas a juicio por corrupción, con un 75% de sentencias condenatorias. Casos como Gürtel, Púnica, 3% y ERE demuestran la capacidad del sistema judicial español para sancionar a políticos y empresarios de alto perfil. Un caso paradigmático es el de Iñaki Urdangarín, exduque de Palma y cuñado del rey Felipe VI. Condenado en 2018 a cinco años y diez meses de prisión efectiva por malversación, fraude y tráfico de influencias en el caso Nóos, Urdangarín ingresó a la cárcel por delitos significativamente menores en magnitud económica que los atribuidos a figuras como CFK o Macri. Su condena, que involucró apenas 6 millones de euros, contrasta con los cientos de millones de dólares en juego en casos argentinos, donde los acusados rara vez enfrentan consecuencias reales. La ciudadanía española, lejos de protestar, aceptó la sentencia como un ejercicio de justicia, sin manifestaciones ni en contra ni en defensa de Urdangarín, lo que refleja una mayor madurez institucional. Sin embargo, En la actualidad hasta existe una investigación contra Begoña Gómez, esposa del actual Presidente Pedro Sánchez y altos cargos de su gobierno, incluído el propio Fiscal General del Estado, con posibilidad incluso de que una moción de censura pueda acabar con su Presidencia. Aun así, el sistema español demuestra una voluntad de castigar la corrupción que Argentina aún no ha logrado.

Italia presenta un modelo intermedio. La operación Mani Pulite de los años 90 marcó un hito en la lucha contra la corrupción, desmantelando redes de poder político-empresarial. Sin embargo, la corrupción sigue siendo endémica, especialmente en regiones del sur, donde esquemas de contratación pública fraudulenta persisten. En 2025, casos recientes han involucrado a alcaldes y empresarios, con una justicia más proactiva pero limitada por procesos largos y complejos. Al igual que en España, la ciudadanía italiana no organiza manifestaciones para defender a los condenados por corrupción, lo que refleja una aceptación tácita de la justicia, aunque imperfecta. Esta ausencia de protestas contrasta con Argentina, donde la defensa de líderes corruptos es una práctica habitual.

Existen causas profundas de esta patología argentina y son, entre otras, los fueros como blindaje. Los fueros parlamentarios, concebidos para proteger la función legislativa, se han convertido en un mecanismo de impunidad. Casos como el de CFK, López, Menem o Macri, entre otros, muestran cómo los políticos manipulan este privilegio para evitar la cárcel. Hay también una cultura clientelar que lo justifica todo. Los votantes priorizan la lealtad partidaria sobre la ética, justificando la corrupción con frases como "roban pero hacen". Parten de narrativas populistas de líderes como CFK y Macri que construyen relatos de persecución que anulan el pensamiento crítico, transformando la corrupción en un símbolo de lucha política.

Por otro lado, la Justicia cómplice. Las dilaciones, prescripciones y falta de independencia judicial perpetúan la impunidad. Buenas parte de la población piensa que el poder judicial es el más corrupto de los poderes en Argentina.

Soluciones? Abolir los fueros. Eliminar o limitar los fueros parlamentarios para garantizar que nadie esté por encima de la ley, o fortalecer la independencia judicial. Tambien se hace necesario profundizar en la transparencia y la rendición de cuentas, publicar contratos públicos y declaraciones juradas en tiempo real. También en la educación cívica: Promover desde la escuela el valor de la ética pública y las consecuencias de la corrupción.

Otro aspecto importante es la presión ciudadana. Inspirarse en España e Italia, donde la ausencia de manifestaciones en defensa de corruptos refleja una mayor conciencia cívica.

Conclusión: Argentina permanece atrapada en un ciclo de impunidad, protegida por fueros y justificada por narrativas populistas. La condena de Urdangarín por delitos menores en comparación con los casos argentinos demuestra que la justicia puede funcionar cuando hay voluntad institucional y social. En Argentina, la polarización y la complicidad social perpetúan la corrupción como una identidad política, robando el futuro de.l país. La corrupción debe ser castigada, sin importar el sector político. Hasta que esta premisa no sea un consenso social, Argentina seguirá rezagada en la lucha por la transparencia y la justicia


miércoles, 25 de junio de 2025

La reelección indefinida y el abismo entre la clase política y el pueblo

 La reelección indefinida y el abismo entre la clase política y el pueblo: Privilegios vs. Precariedad.

La reciente media sanción a la reelección indefinida en Argentina no es más que otro capítulo en el manual de perpetuación del poder que domina a nuestra clase política. 

Mientras el pueblo sufre salarios de hambre, empleos precarios y paritarias miserables, los mismos legisladores que aprueban leyes para eternizarse en sus cargos no dudan en aumentar sus propios sueldos, blindarse con privilegios y vivir en una burbuja ajena a la realidad del trabajador común.  

Y es que disfrutan de sueldos de lujo vs. salarios de auténtica pobreza. La diferencia entre los ingresos de un político y los de un trabajador promedio es escandalosa. Un diputado nacional cobra por arriba de  los $4.5 millones mensuales (sin contar viáticos, asignaciones no remunerativas y otros beneficios), mientras que el salario básico de un empleado de comercio ronda los $400.000. Es decir, un legislador gana más de diez veces que quien se rompe la espalda ocho horas por día. Peor aún: cuando los sindicatos piden aumentos acordes a la inflación, el gobierno los tilda de "irresponsables", pero cuando toca ajustar sus propias rentas, lo hacen de un día para el otro, sin debates ni cuestionamientos.  

¿Y qué decir de los jubilados? La mínima no supera los $350.000, una cifra que ni siquiera alcanza para cubrir la canasta básica. Mientras tanto, los ex legisladores disfrutan de jubilaciones millonarias, pagadas con los impuestos de esos mismos abuelos que deben elegir entre comer o comprar medicamentos.  

El trabajo es estable solo para ellos, precariedad para el pueblo. La casta política no solo tiene sueldos altísimos, sino también estabilidad laboral absoluta. Aunque sean mediocres, corruptos o simplemente no trabajen, sus puestos están garantizados. En cambio, el trabajador privado vive con el fantasma del despido, los contratos basura y los sueldos que no suben al ritmo de los precios.  

Pero hay más: mientras el gobierno cuestiona las paritarias libres y presiona para que los aumentos salariales sean mínimos, los políticos nunca discuten sus propias subidas. Las aprueban en secreto, con acuerdos entre amigos, y siempre muy por encima de lo que permiten para el resto. ¿Alguien los vio protestar cuando les recortaron beneficios? No, porque jamás ocurre.  

Este acuerdo para la reelección indefinida no deja de ser más de lo mismo. El proyecto de reelección indefinida es la consolidación de este sistema desigual. Los mismos que hoy legislan a favor de sus intereses quieren eternizarse en el poder, sin rendir cuentas, sin alternancia, sin democracia real. ¿Para qué? Para seguir disfrutando de sus privilegios mientras el país se hunde.  No es casualidad que esta discusión se dé en un contexto de crisis económica brutal, donde la gente debe salir a marchar para pedir un plato de comida, mientras los políticos se reparten cargos y prebendas. La oposición critica, sí, pero muchos de sus referentes también forman parte de esta élite divorciada del pueblo.  

La conclusión es que la política es como casta privilegiada. La reelección indefinida no es un debate sobre democracia, sino sobre poder y perpetuación de privilegios. Mientras la gente lucha por llegar a fin de mes, los políticos se aseguran sueldos vitalicios, jubilaciones de oro y ahora, la posibilidad de no soltar nunca sus cargos.  

¿Hasta cuándo? La brecha entre la clase política y el pueblo ya es un abismo. Y cada vez que aprueban leyes como esta, ese abismo se hace más profundo. La única solución es una reforma política real, que recorte sus privilegios, que los obligue a vivir con lo mismo que el ciudadano común y que les impida convertir el Estado en su feudo personal. Mientras eso no ocurra, seguiremos siendo testigos de cómo unos pocos viven como reyes, mientras la mayoría sobrevive como siervos.

Peronismo, antiperonismo y la tragicomedia de la decadencia argentina

Peronismo, antiperonismo y la tragicomedia de la decadencia argentina
un mix con humor para no herir (tanto) susceptibilidades.


¡Argentina, tierra de tango, asado y... Perón!. Sí, Juan Domingo Perón, el general que murió en 1974 pero sigue siendo el DJ estrella de nuestra política, pinchando discos que todos bailan, quieran o no. Su sombra es tan larga que hasta los que lo critican terminan citando sus frases como si fueran versículos bíblicos. ¿Resultado? Una grieta eterna entre peronistas y antiperonistas que nos tiene atrapados en un reality show político digno de Netflix que se titularía más o menos así: “La Argentina que no avanza”.

Con un toque de humor, vamos a tratar de analizar esta telenovela que sin duda contribuye a nuestra decadencia, sin que nadie se ponga a tirar mate caliente por la cabeza.
El peronismo: ¿movimiento, religión o excusa para todo?. El peronismo nació en los ’40 como un hitazo: derechos laborales, sindicatos fuertes, Evita repartiendo amor (y máquinas de coser), y un Perón que parecía sacado de un póster de Hollywood. Fue un movimiento que le dio voz a los que no la tenían, y eso nadie lo niega. Pero, como toda banda exitosa, después del primer disco empezó a cambiar de género. De nacionalista pasó a neoliberal con Menem, a populista con los Kirchner, a “lo que pinte” con Massa. 

¿Cómo se explica esto? Fácil: el peronismo no es una ideología, es un mood. Una identidad tan elástica que cabe desde un plan de industrialización hasta un ajuste fiscal, siempre que lo hagas con una foto de Perón de fondo. El problema es que esta flexibilidad se convirtió en una religión política. Para los fieles, Perón es un santo; para los antiperonistas, un villano de Marvel. Y como en toda religión, no hay lugar para matices: o estás con el dogma o sos hereje. Esta dicotomía nos dejó una política binaria donde el diálogo es tan raro como un político que cumple promesas.

Mientras tanto, el país se cae a pedazos, pero tranquilos, ¡que alguien siempre tiene una frase de Perón para justificar el desastre! Cristina, la reina del remix peronista. Llega Cristina, la rockstar que quiso hacer un cover del peronismo con su propio estilo: el kirchnerismo. Con Néstor como productor, arrancó con hits como la estatización de YPF y el matrimonio igualitario, pero pronto se le fue la mano con la distorsión. Su segundo mandato fue puro show: discursos épicos, enemigos en cada esquina (el campo, la prensa, los “fondos buitre”), y un culto a su figura que parecía más una secta que un partido. Su intento de crear “La Cámpora” como la nueva boy band del peronismo, con Máximo Kirchner como líder, fue como poner a un sobrino sin carisma a encabezar Soda Stereo, no funcionó. En 2025, solo el 3% de los peronistas lo veía como candidato potable. ¡Ouch! Cristina quiso ser la Evita 2.0, pero el peronismo clásico la miró con cara de “¿y esta quién se cree?”. Su kirchnerismo terminó siendo una facción más dentro del movimiento, no la revolución que prometía. Peor aún, su estrategia de gobernar con la grieta como combustible agotó a todos. Es como si Argentina fuera un auto que solo anda chocando contra el paredón de enfrente. Y mientras tanto, la economía hacía puff como un globo pinchado.

El antiperonismo: el equipo que juega de contraataque del otro lado de la cancha es el antiperonismo, que no es solo una postura política, sino una forma de vida. Desde los ’50, sectores de clase media y alta miraron al peronismo como si fuera una invasión zombi: “¡Nos vienen a quitar la patria!”. Con el tiempo, este rechazo se volvió una identidad tan fuerte como el peronismo mismo. ¿Sus banderas? Liberalismo económico, odio al intervencionismo estatal y una obsesión con asociar al peronismo con la corrupción. Entrá a un café de Recoleta y decí “soy peronista” a ver cuánto tardan en pedirte que pagues la cuenta y te vayas.

En 2023, Javier Milei llegó como el capitán de este equipo, agitando la motosierra contra el “kirchnerismo” como si fuera el demonio. Pero, ironía del destino, su antiperonismo terminó copiando los peores trucos del peronismo: personalismo, promesas mágicas (¡dolarización ya!) y una base de fans que lo defiende como si fuera el Mesías. Es como si los antiperonistas, en su cruzada por destruir al monstruo, se convirtieran en su reflejo.

La grieta: el reality show que nos arruinó. Esta batalla peronismo vs. antiperonismo es el guión de nuestra decadencia. Cada bando gobierna para su hinchada, deshace lo que hizo el otro y promete refundar el país como si fuera una remake de Matrix. ¿El resultado? Instituciones débiles, economía pendular (un día subsidios para todos, al otro ajuste salvaje), y una sociedad que vive la política como un Boca-River eterno, pero sin árbitro y con memes venenosos.

La grieta nos enseñó a odiar al que piensa distinto, a premiar la lealtad por encima de la honestidad y a buscar atajos en lugar de soluciones. Mientras los líderes discuten quién es el verdadero heredero de Perón o cómo erradicarlo, la inflación galopa, la pobreza crece, y la educación parece un edificio abandonado. Pero no te preocupes, que siempre hay un militante con una remera de Evita o una de Milei para decirte que “esta vez sí la pegamos”.

¿Y ahora, cómo salimos de esta?La Argentina está atrapada en un loop tragicómico, como dice el historiador Tulio Halperín Donghi, en “la larga agonía de la Argentina peronista”. Para salir, no hace falta quemar fotos de Perón ni declarar la guerra al antiperonismo. Basta con algo tan simple (y tan difícil) como dejar de tratar la política como una religión. Necesitamos instituciones que duren más que un mandato, políticas de Estado que no se desarmen cada cuatro años, y líderes que prioricen gestionar sobre tuitear.

En el fondo, peronistas y antiperonistas son dos caras de la misma moneda: una con Evita, la otra con una motosierra, pero ambas obsesionadas con ganar la discusión en lugar de arreglar el país. Así que, queridos compatriotas, dejemos de pelear por el altar de Perón y empecemos a construir un país donde la frase más citada no sea “lo dijo Perón”, sino “¡funcionó!”. Porque si no, vamos a seguir siendo los protagonistas de esta comedia... y sin final feliz.

martes, 24 de junio de 2025

Cómo el "Cabeza de Termo" se Volvió el eje del Caos Argentino

 El Poder de la Ignorancia: Cómo el "Cabeza de Termo" se Volvió el eje del Caos Argentino.

En Argentina, hay un superhéroe que no vuela ni tiene capa, pero lleva un termo bajo el brazo y decide elecciones, memes y hasta el destino nacional. Bienvenidos al reinado del "cabeza de termo", el producto estrella de un sistema que fabrica ciudadanos sin pensamiento crítico, sin futuro y, lo peor, orgullosos de ser la carnada de la trampa perfecta. No es un insulto: es el Frankenstein de una dirigencia que convierte cerebros en mate tibio mientras se les ríe desde un yate.

Sin lugar a dudas, han creado de manera consciente una Fábrica de Ignorantes: le llaman "Progresismo" pero ya con Olor a Podrido.

La escuela argentina ya no es un lugar: es un parque de diversiones para la mediocridad. Bajo la bandera falsa de la "inclusión", prohibieron repetir, bajaron la vara al subsuelo y premiaron la vagancia. ¿Resultado? Pibes que creen que Malvinas es un equipo de fútbol, adultos que firman con huella digital, y generaciones que escriben ke en vez de qué. ¡Un aplauso para los pedagogos que vendieron sus espejitos de colores mientras los pibes no saben dividir por uno!

No es un error: es sadismo político. Una mente crítica molesta; un cabeza de termo aplaude y vota al mismo que le robó el futuro. Los políticos, esos filántropos del chorizo, inauguran escuelas sin pizarrones y brindan con champagne. El clientelismo es el Trueque más Obsceno del Pais y aquí el chiste se pone negro. El cabeza de termo llega a la urna con el cerebro más vacío que el Tesoro Nacional. Y la política saca su varita mágica: un plan social, una bolsa de fideos o un colchón usado. A cambio, tu voto. Un trueque que sonrojaría hasta a un pirata.

El cabeza de termo no vota por ideología: vota por supervivencia. Y los políticos lo saben. Por eso los mantienen pobres, ignorantes y dependientes. Cada voto comprado es un ladrillo más en la mansión de Punta del Este. La igualdad democrática es un chiste: el voto del que lee tres diarios y el del que cree que nflación es un tema de reggaetón valen lo mismo. Pero cuando el país se hunde, los únicos que se ahogan son los que aún creen en una Argentina posible.

Son los Zombis de las redes sociales con WiFi y Bronca Barata, ¡Pero atención! Que el "cabeza de termo" ahora tiene celular y 4G. Es el mercenario del caos digital: escribe "Kretina" con K, defiende a su líder aunque le robe el gasoducto, y convierte debates en un Boca-River de insultos. No tienen idea de lo que defienden, pero lo hacen con la pasión de un hincha en la tribuna. Es la obediencia debido al señor del bolsón, o del puestito en la muni.

Detrás, los políticos se frotan las manos. Con dos bots y un community manager sin alma y sin escrupulos, convierten la ignorancia en ejército. ¿Para qué debatir ideas si puedes ganar con hashtags y memes falopa? Mientras el país discute si el perro del presidente es peronista, ellos vacían el Estado, y se cagan de la risa. Coreografía perfecta: la ignorancia baila mientras el poder recauda.

El Daño es un País Devorado por la Estupidez porque esto no es un chiste para el asado. Los cabezas de termo son un cáncer: Mata la empatía: si no entendés al otro, lo odiás. Destruye la responsabilidad: ¿para qué estudiar si el puntero te "arregla"? , aniquila la soberanía: si creés que Malvinas es un fulbo, ¿cómo carajo defendés tu tierra?

Y es que una sociedad de cabezas de termo no innova, no emprende, no construye. Solo sobrevive, mendiga y aplaude al que le tira una moneda. Cada pibe que abandona la escuela es un trofeo para los psicópatas que diseñaron esta masacre. Son los verdaderos villanos, son la dirigencia vampira. Porque el cabeza de termo no es el malo. Los criminales son los políticos que construyeron esta fábrica de ignorancia con crueldad de manual: Los que vaciaron escuelas para llenar offshore, Los sindicalistas que pactaron con la mediocridad, los pedagogos que bendijeron el no repetir como si fuera un dogma sagrado.

Se pasean por la TV hablando de pueblo, pero se escapan en Audi blindado hacia sus countries. Son vampiros que chupan la sangre de un país al que primero idiotizaron, y a todos esto, la pregunta es: ¿Hay Salvación? Solo si Despertamos. A la clase media que aún lee: callarse es rendirse. Hay que gritar, exigir y desarmar esta fábrica de termitos. Recuperar la educación, quemar el clientelismo y sacar a los vampiros del poder. Si no hacemos nada, el próximo meme será el certificado de defunción de la República.

Mientras los cabezas de termo aplauden al puntero que les tira una bolsa de comida, los políticos brindan en sus yates. ¡Despertemos, carajo! Que el mate ya está lavado y el termo… ya casi huele a podrido.


lunes, 23 de junio de 2025

El Peligro del Alineamiento Irrestricto de Argentina en el Conflicto de Medio Oriente

Análisis sobre el apoyo irrestricto del Presidente Milei a Israel en su conflicto con Irán:

Un Salto al Vacío Innecesario: El Peligro del Alineamiento Irrestricto de Argentina en el Conflicto de Medio Oriente

La política exterior de un país debe ser una herramienta de prudencia y defensa de los intereses nacionales. Sin embargo, las recientes declaraciones y acciones del Presidente Javier Milei, manifestando un apoyo irrestricto y público a Israel en su confrontación con Irán, representan un preocupante y, a nuestro entender, innecesario salto al vacío. Este alineamiento tan marcado no solo contrasta con la tradición de no injerencia de Argentina en conflictos ajenos, sino que ignora peligrosas lecciones del pasado que aún resuenan en nuestra propia historia.

Argentina, lamentablemente, conoce de primera mano las consecuencias de ser arrastrada a conflictos internacionales que le son ajenos. Los atentados a la Embajada de Israel en 1992 y a la AMIA en 1994 son cicatrices profundas que marcan nuestra memoria colectiva. Ambos hechos, aún impunes en gran medida, están directamente vinculados a las tensiones en Medio Oriente y la presunta participación de Irán. Ante estos antecedentes gravísimos, cualquier gobierno argentino debería extremar la cautela y evitar cualquier gesto que pueda volver a colocar a nuestro país en la mira de actores internacionales que dirimen sus disputas con violencia indiscriminada.

El apoyo incondicional del Presidente Milei a Israel, presentado además de manera tan abierta y frontalmente contraria a Irán, es un riesgo mayúsculo. No es un secreto que Argentina alberga posiblemente la mayor comunidad judía de Latinoamérica, una comunidad que ha sido víctima directa de la violencia extremista en nuestro propio suelo. Si bien es legítimo que el Presidente exprese afinidad con una nación o sus políticas, hacerlo de forma tan categórica en un conflicto tan volátil como el de Medio Oriente, y de una manera que parece desafiar directamente a uno de los contendientes, genera una exposición injustificada a nuestra población, y particularmente a aquella que por su origen puede ser percibida como un objetivo.

La diplomacia, en estos casos, exige equilibrio, multilateralismo y una búsqueda constante de la paz y la desescalada. Un país como Argentina, con su historia y su ubicación geográfica, debería erigirse como un actor que promueve el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos, no como un beligerante vicario de potencias extranjeras. La confrontación directa, el posicionamiento binario en disputas ajenas, solo sirve para aumentar la tensión y para que nuestro país se convierta en un peón en un tablero que no le pertenece.

Este "salto al vacío" no trae beneficios tangibles para Argentina. No resuelve nuestros problemas económicos ni mejora la calidad de vida de nuestra gente. En cambio, nos expone a riesgos que ya hemos pagado con sangre en el pasado. La política exterior de un gobierno debe ser pensada con la cabeza fría, priorizando la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos por encima de cualquier afinidad ideológica o personal. En este caso, la imprudencia parece primar sobre la sensatez, y el costo potencial de este alineamiento irrestricto es, para una nación con nuestros antecedentes, simplemente demasiado alto para ser asumido. La gente común, aquella que sufre las consecuencias de estas decisiones, merece una política exterior que nos resguarde, no que nos ponga tan expuesta y gratuitamente al peligro.


domingo, 22 de junio de 2025

Cuando la Corrupción Gana un Oscar a la Impunidad

 

La Justicia de los Intocables: Cuando la Corrupción Gana un Oscar a la Impunidad

¡Prepárense, señoras y señores, para el espectáculo del año! En Argentina, la justicia para los poderosos es como una sitcom de enredos: todos saben el final, pero igual la siguen estirando. Los números son tan escandalosos que parecen guionados por un cómico cruel: en 30 años, solo el 12% de las causas por corrupción contra funcionarios públicos llegó a juicio oral. ¡Eso es menos probabilidad que encontrar un colectivo vacío en hora pico!

El Embudo Judicial: Donde los Expedientes Van a Ver Netflix
Bienvenidos al “Embudo Judicial”, un parque temático donde las causas contra políticos entran, pero nunca salen. Un 22% de los casos lleva más de seis años atrapado en la etapa de investigación preliminar, como si estuvieran buscando el Santo Grial en un cajón de Comodoro Py. Es la “zona gris” donde los expedientes se sientan a tomar mate, sin testigos, sin avances, sin apuro. ¿Para qué apurarse si los acusados ​​están muy cómodos?

Sobreseimientos: El Final Feliz de los Intocables
El 41% de las causas terminan archivadas o con un sobreseimiento, no porque falten pruebas, sino porque los jueces parecen tener un doctorado en “encontrar atajos”. Es como si el sistema tuviera un botón de “salir libre” solo para VIPs. ¿Imaginan a un ciudadano común acusado de robar una bicicleta con ese porcentaje de “éxito”? ¡Lo condenarían antes de que pueda ajustar el asiento!

Condenas: Más Raras que un Político Honesto
Solo el 2% de las causas por corrupción termina en una condena firme. ¡Eso es más difícil que ganarle al Tetris! El sistema no está diseñado para castigar, sino para calmar a la gente con un show de luces que parece justicia, pero es puro humo. Mientras tanto, el ciudadano común que se olvidó de pagar una multa ya está en una celda escribiendo su autobiografía.

Doble Vara: Justicia a Paso de Tortuga (Solo para Algunos)
Aquí la justicia tiene dos velocidades:

  • Amado Boudou : Denunciado en 2012, condenado en 2018. ¡Seis años! En el mundo de los políticos, eso es un trámite exprés.
  • Romina Picolotti : Denunciada en 2005, condenada en 2021. ¡16 años! Tiempo suficiente para aprender a tejer, hacer un posgrado y olvidarse del caso.
  • Ciudadano común : Si robaste un sándwich en el kiosco, en seis meses ya estás pidiéndole clemencia al juez mientras te confiscan el sanguche.

Causas a Granel: El Circo Político
En 2016, con el cambio de gobierno, se abrieron 302 causas como si fuera una liquidación de expedientes. ¿Eficacia? No, puro espectáculo. Esas causas son como los fuegos artificiales: mucho ruido, mucho brillo, pero al final, solo humo. Cristina Kirchner (47 causas), Mauricio Macri (37), Julio De Vido (57) coleccionan carátulas como si fueran figuritas, pero sentencias firmes... ¡ni en sueños!

La Gran Estafa: Roban, y con lo Robado Pagan su Libertad
Acá viene el chiste más cínico: los políticos acusados ​​usan el dinero que (supuestamente) robaron para pagar ejércitos de abogados estrella que encuentran más grietas legales abandonadas que un albañil en una obrada. Mientras un ciudadano común reza por un defensor público que no esté colapsado, los poderosos como Miguel Ángel Ulrich no solo se defienden con bufetes de lujo, sino que encima les dan permiso para irse de vacaciones al Caribe mientras los juzgan. ¡Un todo incluido de impunidad!

El Gran Final: La Risa del Poder
Casos como Julio De Vido (absuelto en Vialidad, aplausos) o Carlos Menem (falleció sin una condena firme por contrabando de armas) son el remate perfecto: “¡Las reglas no son para nosotros!”. Es una comedia donde los poderosos siempre ganan, y el ciudadano paga la entrada con sus impuestos.

Conclusión: ¿Justicia o Stand-Up?
El 12% no es solo una estadística, es la prueba de que la justicia argentina tiene dos pisos:

  1. Para abajo : Rápida, dura y sin piedad. Robaste un caramelo, ¡al calabozo!
  2. Para arriba : Más lenta que una telenovela turca, con defensas pagadas con plata del pueblo y condenas que son más mito que realidad.

Este circo de impunidad no es un error, es el guion. Las causas se mantienen abiertas como amenaza política, pero las condenas reales son tan raras como un político que cumple sus promesas. La próxima vez que veas un expediente en Comodoro Py, no te enojes: aplaudí, que el show sigue. Y si querés justicia de verdad, vas a tener que pedirle al público (vos, yo, todos) que exija un cambio de libreto. ¡Telón!

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